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  • La subordinaci n adaptada no

    2018-10-22

    La subordinación adaptada no emerge de forma azarosa; su proceso de construcción y apropiación en las mujeres está fuertemente determinada por las representaciones que sustentan la misma cultura, regulada por un sistema de dominación masculina. La antropóloga Michelle Zimbalist (1979) efectuó estudios con diversas culturas para tratar de comprender la manera en que las actividades de las mujeres en diversos contextos se clasifican como menos importantes que las masculinas. Según Zimbalist, el problema se asocia con que, en la mayoría de las culturas, la oposición de dichas actividades se sustenta en la correlación de la división sexual del trabajo, donde lo femenino se asocia nucleoside transporters la domesticidad y lo masculino a lo extradoméstico. Quizá al darse cuenta las rockeras de que llaman la atención es que deciden apropiarse de esa representación y crear modos de negociación que les permiten posicionarse y resignificar su femeneidad. Alisia Cons explica cómo el cuerpo en las mujeres puede ser una herramienta que se manipula y perfecciona para crear una imagen, no solo individual, sino de toda una banda, más femenina y sexy: “Cuando estás tocando, pues no sé, pero sí, definitivamente siendo mujer llamas más la atención. Dice la gente: ’a ver ¿cómo?, a ver, espérate’. Tienes una oportunidad; o sea, tienes un oportunidad más, simplemente por tener el pelo largo y bubis [risas], de que la gente se sorprenda porque eres sexy, se pare y te escuche” (Alisia Cons 2011). Es entonces cuando la “subordinación de su cuerpo como objeto de deseo se adapta” (Risman 2004) a la hiperfemeneidad y se manifiesta de forma clara como estrategia que les permite ser reconocidas sin alterar su representación y el orden de las reglas que conforman las prácticas masculinas; pero al mismo tiempo les abre una oportunidad para ser escuchadas. Este es el caso de Siki Carpio, quien relata cómo se ha preocupado por construir una imagen fresca y sexy en el stage, con el fin de no perder esa esencia de mujer: Siki construye un discurso en el que exalta metáforas de la femineidad asociadas a imaginarios culturales, donde el romanticismo, lo sweet (dulce), la intuición y el uso de vestidos, peinados y arreglo personal, se identifican con la esencia de mujer. La construcción de la normatividad que constituye la representación del género en la cultura dominante está altamente asociada a los imaginarios a los que hace alusión en su discurso. Para Zimbalist (1979), la asociación de las mujeres a metáforas apegadas a DNA poymerase la naturaleza las opone a la cultura, identificada como masculina en tanto y en cuanto corresponde al espacio de creación de las instituciones, y las coloca así en una situación subordinada. En este sentido, es interesante constatar la forma en que Siki Carpio se posiciona como mujer/cuerpo/naturaleza ex profeso, porque considera que esto le permite negociar un reconocimiento como música y mujer en el rock desde la diferencia y la extrañeza que llama la atención, pues es una mujer-naturaleza interactuando en la cultura- masculina y, a pesar de ello, sigue siendo reconocida como artista. De esta manera, Siki Carpio se introduce y adscribe en un mundo de hombres, gracias a su poder femenino. Esto le ha permitido presentarse frente a un público como mujer que se sabe observada como un cuerpo expuesto, pero sobre el que ella tiene el control. Al igual que Siki, Azul Monraz explica que parte de su estrategia como rockera ha sido construir un personaje (alter ego) que le permita exaltar su ser femenino, pero retomando esa sensualidad que las mujeres poseen y de la cual no han sido dueñas: Azul busca llevar a la escena a una Madame que ponga en el texto del stage una sensualidad para otros, pero cuyo guion está escrito por ella; es decir, a pesar de ser vista, se posiciona como dueña de su cuerpo y de la decisión de exponerlo mediante un traje transparente. Sin embargo, ella es consciente de lo que implica exponerlo para la sociedad y, por, ello se pregunta cómo reaccionarán, cómo la van a ver. Esta rockera ha encontrado, mediante su presentación en la escena, un lugar donde resignificar la representación normativa de ser mujer, a partir, irónicamente, de las mismas metáforas androcéntricas, pero con un sentido privilegiado, pues le da un giro a la idea de lo sensual como propiedad del otro. Con el mismo fin, Siki Carpio pone en escena a una mujer sexy pero fuerte, y eso le ha dado las herramientas para diferenciarse de otras rockeras, pues le ha permitido tener el privilegio, al igual que Azul, de ser aceptada por su imagen-cuerpo, pero también por su talento. La línea que se devela entre la subversión y la producción del género normativo es muy delgada. Sin embargo, el hecho de que en su proceso subjetivo ellas estén construyendo un discurso que las autorrepresenta como mujeres dueñas de sí ya muestra un cuestionamiento a esa condición subordinada que la normatividad del género ha sostenido de forma histórica; es decir, adaptan su subordinación como una estrategia que se juega entre la normatividad y la transgresión.